sexta-feira, 1 de janeiro de 2016

Paisaje

Muchas veces me pasa que me pongo a escribir no tanto por tener algo que decir, sino más bien por una especie de necesidad de estar aquí. Venir a la hoja.  Respirar mejor. Encontrarme y encontrar el mundo del que formo parte. Ahora por ejemplo diría del paseo por la peatonal de la Beira-mar en João Pessoa. Primer día del año. 2016 nuevito, flamante. Ese paisaje siempre nuevo, a pesar de repetido. Si uno presta atención, nada se repite, aunque se repita. Todo es diferente, cuando prestamos bastante atención. Unas acacias amarillas en una casa antigua. Otra casita, con aire medio macabro, pintoresca. Y ese flujo humano en el que tantas veces uno se sumerge, a veces dejándose llevar, otras no tanto. La vereda nueva del lado de las edificaciones. Los nuevos hoteles, en medio de los antiguos. En el horizonte, nubes negras, de tormenta. En el cielo, una pincelada rosa naranja. Y ahora ya de vuelta, la TV con las escenas de fin de año en algunas capitales brasileñas.

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