Todo esto es muy loco, pensaba. Loquísimo, sí. La vida como
tal. El estar aquí. El estar vivo. Todo esto. Sí, verdaderamente muy loco. Vengo
de un asado de despedida en la terraza del edificio nuevo, recién inaugurado: Residencial
Diogo Carreiro. Sentí la presencia de este joven muy fuertemente en este edificio,
esta mañana. Ahora estuve con parte de mi familia paraibana comiendo un
asadito. Cervecita. Vinito. Charlas van, charlas vienen. Permitirme ser
acogido. Permitirme ser querido. Sentir el cariño de estas personas con las cuales
vengo compartiendo la vida desde hace tantos años. Algunos ya se fueron, pero
siguen en el sentimiento. Es muy loco todo esto. Muy loco, verdaderamente. Muy
loca la vida. Muy loco el estar aquí.
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