Uno puede vivir
cromáticamente. Vivir en colores. Vivir color. Ser color. Esto es
muy lindo. Y también es sencillo. Muchas veces cuando pinto, cuando
voy a pintar, cuando estoy por pintar, y los colores y el caballete y
los pinceles y los lápices todo alrededor, hay una paz profunda.
Tiempo detenido. Mucha paz. Una plenitud autocontenida. Armonía. Se
parece a ciertos poemas o libros. Uno se incluye en lo eterno, por
estos actos. En varias oportunidades, estos días atrás, y también
antes, y ahora, el amarillo, en especial. El rojo. El violeta, lila,
magenta, fucsia. Uno no piensa, o no piensa tanto. Algunos recuerdos
dolorosos vuelven. No lo puedo evitar. Están en algún lugar de la
memoria, y vuelven. Pero entonces las retamas. Y las rosas. Las
acacias. Todo me contiene. Y esos mismos dolores, se revelan como lo
que son, una especie de precondición para la alegría y la
felicidad, la paz que ahora puedo vivir y vivo. Todo está unido.
Nada está separado o disociado.
Nenhum comentário:
Postar um comentário