sexta-feira, 4 de dezembro de 2015

Volviendo

Volvía de Cacheuta. La montaña. El río. Los álamos. El camino sinuoso. Las curvas. Las retamas. Álvarez Condarco. Las aguas termales. Las piletas. Las bañistas. El almuerzo. Los cactus. Los espinillos. Los pinos y los aguaribays. Los dientes de león. Y ahora, después de Chacras de Coria. Después de los túneles verdes de árboles. Y ya todos estos jacarandás de dentro y de fuera de casa. Después que los recuerdos se organizan y se ordenan. Después de algunos minutos de sueño, en que los colores, siempre los colores, se van arreglando y te van diciendo cosas sin palabras. Los sentimientos. El amarillo naranja rojo que te viene acompañando. Y que es un cuadro que se viene transformando. Y que eran corolas de zinnias y un sol interno. El río de oro, que conecta todas las cosas. Ahora ya cuando la noche debe estar esperando para cubrir el cielo de luces. El día no termina. Los días pasan. Y uno se pregunta qué es esto de los días pasar. Los días pasan como hojas de un libro infinito y en este pasar pasamos también. Hasta quedar para siempre. Hasta eternizarnos, porque unidos a todos los colores y al tiempo sin fin.

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