Tengo
la impresión de que mi aprecio por el vino, en alguna medida se debe
a que él me lleva a este estado en el que no sabemos muy bien qué
es qué. Afloja la objetividad, esa cosa forzada que nos imponen y
hemos aceptado por costumbre. Puede ser de otra forma, de otras
formas. Todo puede ser diferente. La literatura y la poesía, me
llevan a lugares así, donde lo posible ocupa el lugar de lo que uno
pudo haber creído que era la realidad. La poesía y la literatura,
el arte, la pintura, los colores, la belleza, me llevan a ese espacio
singular. Lo bello. Un lugar donde puedo estar sin violentarme.
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