¿Qué haría? ¿Qué podría llegar a hacer? Escribir
hasta que llegue el día. Hasta que la luz en el cielo y el canto de los pájaros
y las voces en la calle y en la casa te dijeran que había empezado el domingo.
Escuchas el sonido de las teclas, que es como un piano silencioso a estas horas
de la mañana. Las impresiones del día se organizan a la noche. Todo va ocupando
su lugar. Es como si el pasado próximo o inmediato y el pasado más distante,
todo el pasado, fuera pasando por un proceso de organización u ordenamento.
Todo va ocupando su lugar, a mi modo. Al modo de quien escribe estas cosas a
estas horas de la mañana. No podría ser de otro modo. Intentar pasar al papel y
a quien pueda estar leyendo del otro lado de la hoja, la perplejidad del estar
vivo. Esa insistente extrañeza que es el existir. Existir a mi modo, un modo propio
que el tiempo y las experiencias no cambiaron demasiado. Trato de disminuir la exigencia
hacia los otros y hacia mí mismo, que muchas veces me crea situaciones incómodas.
El tiempo ha ido acomodando las cosas. Ahora es más un dejarme llevar, que me
crea no pocos conflictos. Al final, he sido educado y he vivido y sigo vivendo en
una cultura que valoriza el individualismo, la decisión y las opciones de cada
persona autónoma, como si fuéramos átomos y no redes, comunidades, sistemas en interacción
y en contínuo proceso de modificación recíproca. Puedo confiar, puedo dejarme
llevar. Esto no significa no tomar decisiones, sino hacerlo más bien al estilo
de las resultantes de la física. Vectores o como se llamen, que componen con otros
vectores, y al final se van definiendo cursos de acción. Es como dejarse llevar
por el río. Pero cuidado con las piedras. Aprender a fluir, dejándose llevar. Al
final, esto me deja en paz con ciertos pasados no demasiado pasados, que vuelven
y vuelven con insistencia. Pasados de opresión y engaño. Injusticia y mentira.
Me toca otra vez rehacer mi visión de mi historia. Una historia personal y
familiar, y también colectiva y social. Hoy es más comunitaria. Es como si el tiempo
hubiera vuelto sobre sí mismo. Siento que sí, el tiempo volvió sobre sí mismo.
Hoy tengo la oportunidad de resignificar mi pasado, desde mi propia visión
personal y comunal, comunitaria. Esto significa: menos ideología, menos medios de
comunicación, menos partidismo, menos gobierno y autoridades tratando de
imponerse en mi entendimento de como son las cosas. Por eso la literatura y la poesía.
Por eso la familia y la amistad. Por es el juego y la recreación. Por eso la Terapia
Comunitaria Integrativa. Por eso el cristianismo de base. Por eso el
renacimiento en una matriz que supera las fronteras nacionales y refluye hacia
lo humano, lo simplemente humano. Lo grandemente humano, en su simplicidad.
Nenhum comentário:
Postar um comentário