Esas horas en las que la memoria decide hacer uno de sus vastísimos
paseos. Entonces no queda más remedio que tratar de acompañarla al menos hasta cierto
punto, a ver si después de ese deseado instante final del recorrido, el sueño
finalmente llega. Obviamente a estas horas no es algún tipo de preciosismo
estilístico el que me podría llegar a preocupar. Más bien sería dejarme llevar
por este movimento que trato de aquietar dejándolo venir a su modo. El viento
sopla y hacen ruido los vidrios de las ventanas. Tal vez alguien más
sistemático o paciente, podría iniciar o conluir un libro sobre el insomnio. Una
Martha Medeiros o un Graciliano Ramos. Yo quisiera intentar al menos registrar aquí
y ahora, mi admiración y perplejidad por lo que son la memoria, la mente, la
percepción. Anoche di un vistazo a una película que trata en parte sobre esto: O meu tio da América, que me fuera
recomendada por mi tío Ramón Pascual Muñoz Soler. “Willy,” como le llamábamos en
familia. Ayer a la tarde anduve por el centro haciendo algunas compras. Afiches
pegados por todas partes. Año electoral. El Frente de Izquierda. Recordé otros años
electorales, hace mucho tiempo atrás. Pensé que a pesar de mi afinidad con algo
que sin duda es izquierda, la recíproca no es demasiado verdadera. Es decir:
aunque me siento verdaderamente del lado de los que trabajan y trabajan por la justicia
en el mundo, muchas de las cosas que para mí son de extraordinario valor, son
simplemente ignoradas o puestas en lugares de ínfima importancia, por las
izquierdas que he conocido. Esto es como para decir que no me siento obligado a
las opciones que oferece la política partidaria. Sigo creyendo más y
practicando más la política de lo comunitario, aquella hecha de acciones en redes
dedicadas a diversos objetivos convergentes en lo humano, en espacios de
relaciones cara a cara. Ý aquí no queda más remedio que decir que lo
doctrinario y lo ideológico, feliz o infelizmente, me parecen cada vez más
falsificaciones de las cuales con afán sigo tratando de escapar. No sé con qué
grado de éxito, pero sigo tratando de escapar de esos y otros intentos de
querer atrapar la realidad y decir: la vida es esto, el ser humano es así, el
mundo es esto, y ahí vienen intrincados
sistemas de enunciados y proposiciones. Más vale sigo siendo alguien que se
sigue sorprendiendo con las cosas. El viento ahora sacude los vidrios de las
ventanas con menos ahínco, lo cual parece guardar alguna simetría con el fin de
estas disquisiciones. Si finalmente el sueño está por llegar o no, es algo que todavía
está por verse.
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