terça-feira, 14 de abril de 2015

Insomnio

Esas horas en las que la memoria decide hacer uno de sus vastísimos paseos. Entonces no queda más remedio que tratar de acompañarla al menos hasta cierto punto, a ver si después de ese deseado instante final del recorrido, el sueño finalmente llega. Obviamente a estas horas no es algún tipo de preciosismo estilístico el que me podría llegar a preocupar. Más bien sería dejarme llevar por este movimento que trato de aquietar dejándolo venir a su modo. El viento sopla y hacen ruido los vidrios de las ventanas. Tal vez alguien más sistemático o paciente, podría iniciar o conluir un libro sobre el insomnio. Una Martha Medeiros o un Graciliano Ramos. Yo quisiera intentar al menos registrar aquí y ahora, mi admiración y perplejidad por lo que son la memoria, la mente, la percepción. Anoche di un vistazo a una película que trata en parte sobre esto: O meu tio da América, que me fuera recomendada por mi tío Ramón Pascual Muñoz Soler. “Willy,” como le llamábamos en familia. Ayer a la tarde anduve por el centro haciendo algunas compras. Afiches pegados por todas partes. Año electoral.  El Frente de Izquierda. Recordé otros años electorales, hace mucho tiempo atrás. Pensé que a pesar de mi afinidad con algo que sin duda es izquierda, la recíproca no es demasiado verdadera. Es decir: aunque me siento verdaderamente del lado de los que trabajan y trabajan por la justicia en el mundo, muchas de las cosas que para mí son de extraordinario valor, son simplemente ignoradas o puestas en lugares de ínfima importancia, por las izquierdas que he conocido. Esto es como para decir que no me siento obligado a las opciones que oferece la política partidaria. Sigo creyendo más y practicando más la política de lo comunitario, aquella hecha de acciones en redes dedicadas a diversos objetivos convergentes en lo humano, en espacios de relaciones cara a cara. Ý aquí no queda más remedio que decir que lo doctrinario y lo ideológico, feliz o infelizmente, me parecen cada vez más falsificaciones de las cuales con afán sigo tratando de escapar. No sé con qué grado de éxito, pero sigo tratando de escapar de esos y otros intentos de querer atrapar la realidad y decir: la vida es esto, el ser humano es así, el mundo es esto,  y ahí vienen intrincados sistemas de enunciados y proposiciones. Más vale sigo siendo alguien que se sigue sorprendiendo con las cosas. El viento ahora sacude los vidrios de las ventanas con menos ahínco, lo cual parece guardar alguna simetría con el fin de estas disquisiciones. Si finalmente el sueño está por llegar o no, es algo que todavía está por verse.

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