quarta-feira, 1 de abril de 2015

Escribiendo

Ahora me pongo a escribir, para satisfacer esa necesidad que tengo de estar en mi lugar. Aquí puedo respirar, puedo ser yo. Voy mapeando mi vida. Voy cambiando mi escucha interna. Voy siendo yo, cada vez más. Y también desde aquí escucho al mundo y a la gente, pero a mi modo. A veces capto alguna sensación antigua, infantil, original. Voy deshaciendo al sensación de extrañeza. Voy familiarizándome con un mundo que es cada vez más mío, en la medida en que lo voy dejando entrar y salgo para capturarlo. Estas cosas las he dicho ya un sinnúmero de veces. Pero es necesario que las siga diciendo, pues al repetirlas, van ganando fuerza. Se va haciendo más real. A medida que voy escribiendo, algo se va equilibrando. El lado de allá y el lado de acá se van equilibrando. La vida va pasando al papel. Pero ya no es más la vida ajena, la vida extraña o distante. Ahora es la vida mía. Una vida en la cual puedo ser como soy. No necesito traicionarme o desfigurarme para estar entre la gente. El día va yendo, van pasando los momentos. Y consigo capturar algunos instantes. Algunas figuras. Unas mujeres en el gimnasio. Las flores celestes que se ven a la orilla del zanjón. El viejo barrio, con tantos recuerdos. Una sensación de familiaridad y añoranza. Es como si nunca me hubiera ido. Como si siempre hubiera vivido aquí. Se va cerrando la brecha entre pasado y presente. Va siendo un tiempo unificado, un solo tiempo.  

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