segunda-feira, 20 de abril de 2015

Llegando

Ahora veo la hoja en blanco. ¡La cantidad de cosas que podrían llegar a escribirse en este espacio! Y sin embargo a esta hora, cuando el día está apenas empezando a clarear y recién empiezan a sentirse los ruidos de la ciudad que despierta, solamente me vienen a la mente algunas impresiones derivadas del cuento de Julio Cortázar que estuve leyendo anoche, antes de dormir: “Ahí pero dónde, cómo.” La sensación de haber estado en algún lugar con alguien. Alguien preciso, una persona determinada. Yo hablando por telefono desde una cabina que era el porche de una casa de la cual salía una familia con niños. Allí pero dónde, como. Era la ciudad de São Paulo, y yo tenía que llegar a un cierto lugar, cerca de Santo Amaro, donde viví durante muchos años. Anoche al leer el cuento de Cortázar, me vinieron impresiones precisas de lugares que raramente evoco en mi memoria, o que raramente vienen a la conciencia. Anoche también pensaba que después de vivir mucho tiempo, uno al final ya debería tener una noción más propia de lo que es todo esto. Es decir, ya no nos debería bastar la descripción del mundo que nos fue siendo impuesta desde la niñez y a lo largo de las demás etapas de la vida. Ý no me refiero solamente a las cosas más aparentemente obvias y triviales, sino a todo lo que existe, a lo que es la vida como tal, el mundo como tal, nosotros mismos, etc. Salir de lo que nos fue impuesto, para llegar a lo propio. 

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